“Si el Señor llama a una vocación tan hermosa y de tanta trascendencia; El da su Amor”.
El Instituto Inmaculada Concepción celebra 140 años de creación con el compromiso renovado y agradecido de “formar a los niños y jóvenes con una sólida preparación académica y valórica, mediante una educación humanista y cristiano-católica, inspirada en el legado de la Madre Paulina de ‘servir a los demás’ y basada en el proceso de aprendizaje-enseñanza que promueva el desarrollo de competencias, habilidades, valores y actitudes, que les permitan aportar como personas y ciudadanos a la sociedad, al mundo y a la Iglesia de acuerdo a los nuevos desafíos”.
Es la herencia que nos legó Paulina von Mallinckrodt que nace el 3 de junio de 1817, hija de Bernardine von Hartmann, católica, y de Detmar von Mallinckrodt, protestante.
Paulina von Mallinckrodt junto a Elisabeth Schlüter, Agueda Rath y Mathilde Kothe respondieron con valentía a la voz del Espíritu y fundan el 21 de agosto de 1849, la Congregación de las Hermanas de la Caridad Cristiana Hijas de la Bienaventurada Virgen María de la Inmaculada Concepción.
En medio de un esplendor de gracia las religiosas sufren el destierro; el Kulturkampf las expulsó de los colegios y ello determina la expansión de la Congregación a América del Norte y del Sur, llegando a Chile el 3 de Noviembre de 1874 y el 19 a Ancud desde donde irradiarán la luz de la Caridad a otras ciudades del país.
El 21 de Julio de 1878 sor Lorenza Kaschler y sor Albertina Schwerter llegan a Valdivia y el 1 de Agosto de 1878 toman a su cargo la administración del hospital San Juan de Dios.
La Madre Paulina visita Chile el 7 de noviembre de 1879, recalando en Corral los días 16 y 17. Tres años más tarde, el 16 de marzo de 1883 se funda el Colegio San Rafael en Valdivia, hoy Instituto Inmaculada Concepción.
La Madre Paulina muere el 30 de abril de 1881 y el 14 de abril de 1985 fue Beatificada por el Papa San Juan Pablo II, reconociendo así su entrega y fidelidad a Cristo.
En comunión con la Congregación y la Red de Colegios Inmaculada, damos gracias a Dios por la obra de amor de esta mujer que nunca nadie pudo detener en su afán de servicio y entrega a los demás, un legado que buscamos prolongar y vivir, respondiendo a los signos de los tiempos en el hoy de nuestra historia.